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Tus lunares.

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 Nunca destaque por ser cariñosa, igual si por romántica y soñadora, pero las caricias nunca fueron mi afición favorita. Tanto creí en el amor de cuento que acepte que ese amor idealizado no existía y mi mente se encargaba de hacer siempre lo necesario para darme la razón. Solitaria, feliz y empoderada, comence a vivir inmersa en mi trabajo, para mi, empoderada y enamorada no podían convivir en una misma frase. Pero el universo siempre tiene algo que decir, llegaste tu para retar todos mis miedos, para enseñarle a esta cabeza testaruda que valgo por mi misma, que cuando el día se nubla y la niebla es densa, me dejas verme a traves de tus ojos. Descrubrí que el laberinto de tus lunares es mi sitio favorito, porque entre caricia y caricia pienso que no te necesito para vivir, pero te elijo cada día. Y cuando los días son feos y se nos olvida luchar juntos contra el problema, sonríes y es ahí, en esa milésima de segundo, cuando me doy cuenta , que igual no es ese amor de cuento que yo...